Y así es como la soledad, me ha retornado una vez más al Teatro Colón. En sueños desesperados por encontrar amor, ahí estoy. Sentada en las escalinatas del Teatro, llorando.
Espero que alguien en ese bendito lugar, voltee a ver, y me pregunte si necesito algo.
Me sueño en el Colón, porque amo su atmósfera; irónica realidad musical: siendo restaurado, no poder entrar.
A mi alma también le vendría bien una limpieza, y por qué no, una buena mano de pintura para quitar este color gris que me invade desde hace casi tres meses. Esperando. Sola.
El silencio me ha retornado en sueños a este hermoso espacio del Colón imaginario, refaccionado; donde mis gemidos de llanto desesperado provocan eco… Esperando una vez más por algún músico interesante, que naturalmente frecuente mi admirado Teatro, donde quisiera pasar al morir, una eternidad musical rodeada de óperas y conciertos.
Música que mis dedos pianistas, no han de tocar, por una mezcla de impotencia, “no lo harás bien, Cecilia”, y “falta de tiempo”.
Al diablo con el tiempo, si estoy aquí, en mi Colón de ensueños, esperando…Te.
Soy pianista, puedo desearlo.
Tengo dedos de pianista moviéndose constantes sobre este teclado. Llegan a una octava, ¿por qué no habrán de hacer música alguna vez?... Esperándote, sorprendiéndote.
Lloro solitaria a más no poder, rogando en sueños por alguien en este lugar interesante que me consuele.
Quien sabe quién se detendrá, pero inmersa mi alma en el Colón, seguramente será cautivante: Algún músico, director de orquesta, cantante de ópera, bailarín, o; con muchísima suerte: Pianista.
Como yo, pero en realidad del Colón: Un pianista con la gracia de poder practicar a diario el instrumento que me hace falta; que dibujaré por siempre en letras, pues, “para esto sí tengo talento”.
No estoy segura qué me consolará más, al fin y al cabo, inmersa en mi Colón Imaginario: Si el piano que no tengo, alguna buena ópera, o con altísima suerte, ese ser humano varón que tanto me falta para sentirme completa, refaccionar mi alma abandonada, sucia, solitaria, en pedazos…. Así como los obreros cansados se encargan día a día (o cuando al gobierno se le antoja, lamentablemente) de mi adorado Teatro Colón.
domingo, 24 de febrero de 2008
Suscribirse a:
Entradas (Atom)