miércoles, 23 de julio de 2008

¡¡Lee a Cortázar, Niña Tonta!!

Consumiste ya cientos de maravillas suyas; ¿qué te sucede ahora? ¿Tanto cuesta concluir el Bestiario más famoso que existe? ¿O acaso se ha convertido en el tigre del cual tú necesitas huir?
Posa tu mirada sobre esas benditas páginas de una vez, pendeja! Concéntrate.
No es obligación, pero debes hacerlo: Recupera el gusto por las lecturas asiduas, es un crimen dejar libros por la mitad. ¡¡Se trata de Cortázar, por todos los cielos!!
Dejar Bestiario a medio terminar, posando mi mirada sobre esas pobres hormigas del formicario literario. Heme convertido en una de ellas; antes de renunciar…
Conmigo, las quinientas cuarenta y ocho páginas de Cuentos Completos / 1 de Julio Cortázar, inmersas en la oscuridad de un bolso negro, durante más de 3 meses.
De aquí para allá, presa de un cerebro cansado incapaz de concentrarse en nada más allá de los asuntos pendientes, criticables, refutables… de la agencia en donde me encontraba trabajando, hasta la semana pasada; cuando renuncié.
Por fin hundida en el asiento cómodo del vacío 109. Una hora de viaje cada día, para regresar a casa: La excusa perfecta para ponerme a leer.
Allí, la incomodidad. Donde cada sonido a mi alrededor parecía aumentar su volumen apenas abría el libro en el Bestiario a medio terminar.
Página 224. Cita en cursiva de una carta de Isabel a su madre “…. Verte pronto. Ellos están bien. Con Nino tenemos un formicario, y jugamos, y llevamos un herbario muy grande.
Rema te… (Piribiri, prirbrir, piribiri ri… “¿hola?. Ah, sí, Mamá! Ya estoy llegando”) Chau concentración.
“Lucky you, girl! Don’t have to work like a cow for a piece of meat”. Pienso, asfixiada por el olor inconfundible de aquella estudiante universitaria acomodada, parada junto a mi asiento.
Vuelta a abrir el libro en aquella interminable página 224; y los sonidos a mi alrededor, amplificándose una vez más. “Concéntrate, es un buen autor….¡Te fascinaron sus otros relatos! ¿Qué sucede con Bestiario, entonces?”. Pienso, mientras verifico cuantas páginas me faltan para terminar. Sólo tres.
Suspiro; y mis ojos se escurren hacia la ventanilla del colectivo. Está oscuro, el auto se mueve, abarrotado de gente… Imposible leer.
“¡Pero sólo te faltan tres páginas, imbécil! Es un crimen no terminarlo. Concéntrate y…”
“También faltan tres paradas para bajarme; no puedo continuar”. Cierro de súbito el libro; decepcionada de mi misma, por soberana falta de concentración.
En casa, todas las noches lo mismo: Estoy muy cansada como para leer, hay que preparar la cena…Lavar la ropa…acomodar mi cuarto…bañarme….preparar el almuerzo, y la ropa que usaré al día siguiente.
No sos vos, soy yo. Me harté: ¡¡Renuncio!!
Ahora tengo la suficiente experiencia como para buscar otro trabajo afín; tiempo de escribir en mi Blog abandonado (que necesitaba urgente aire fresco)….
Y leer el Bestiario de Julio Cortázar.
Página 224, por enésima vez. “¿dónde estaba? Ah!, si…”.
…manda besos, está bien. Yo la encuentro triste, igual que a Luis que e s m u y
B u e n ¡¡¡NO!!! .
¡¡YA BASTA!!! ¡¡¡No soy yo, SOS VOS!!! No – me – representas - más (…Por ahora…) C’est Fini.