miércoles, 6 de agosto de 2008

Los Pequeños Placeres

(de la Inspiración)
Y como, un par de detalles en esta nueva página, me conducen allí…
Parada en aquél balconcillo de ese hermoso faro; con una pluma y un cuaderno sobre la baranda, para escribir todo lo que veo.
Nada más que arena, mar, y horizonte de amanecer frente a mis ojos. La playa desierta, sin tiempo, ni apuros.
Solos el paisaje y yo, con mi libreta y mis pensamientos. Fuera el cansancio, las preocupaciones; que se ahoguen en lo más profundo del océano, para poder disfrutar por fin de esta soledad en mi espacio; donde no podría estar más que conmigo misma.
Cualquier otro sonido extraño al paisaje natural que me rodea sería insoportable, me provocaría migraña.
Resulta exquisito contemplar cada detalle, como tratando de fundirme en cada uno de ellos.
Ser una partícula de arena a lo lejos, repleta de la espuma marina.
Convertirme en hidrógeno, respirar oxígeno y convertirme en agua, para visitar las costas de todas las playas del planeta.
Saciar la sed humana, o destruir pueblos enteros, formando parte de una inundación: Juez y verdugo de la vida, al mismo tiempo. Resulta curioso mi papel en esta Tierra.
Al calor, evaporarme; hinchando las nubes, y produciendo lluvias que hidraten las cosechas y generen alimento para el ser humano.
Haría crecer un árbol, y me asimilaría en su naturaleza, para vivir o morir, según qué decida el hombre.
Y, pensar que alguna vez he sido parte de ellos. Me han respetado, querido y amado como a una más. Ahora soy las cenizas del fuego en la chimenea que calentó sus hogares en invierno.
Temerosa de la muerte, vuelvo a mi sitio seguro en el faro; contemplando el horizonte a lo lejos, dando gracias a Dios por ser Humana, estar viva, y no reencarnar (por ahora), más allá de los umbrales de mi imaginación.